eño profundo, agotada por la fuga y la revelación de su propia naturaleza. Lycan, ya en su forma humana como Adam, se había adentrado en el bosque para explorar los al

medida que se acercaba al agua, y la luz del sol se filtraba entre las hojas, creando un mosaico de destellos sobre la superficie. Era un lugar mágico

dudar, comenzó a quitarse la ropa, despojándose de la capa que la separaba de la naturaleza. Sus movimientos eran

piel, un suspiro de alivi

tos. La vista de Megan, en su forma más pura y libre, encendió una llama en su interior, un deseo animal y profundo que se mezclaba con la

vestido de seda. Fue en ese momento que sintió una presencia que no era una amenaza. Levantó la vista y vio a Adam, no el l

tar los ojos de ella, comenzó a desvestirse. Megan observó, el corazón latiéndole con una fuerza que no conocía, mientras el hombre

s se llenó de una electricidad tangible, una conversación sin palabras. Las gotas de agua se deslizaban por sus cu

seguiste?"

e. "O, tal vez sí. He pasado toda mi vida como un guardián d

er. Me unió a ti de una manera que no entiendo del todo. Es como si s

cabeza y sus labios se encontraron. El beso fue al principio suave, una pregunta. Megan respondió con una intensid

u destino compartido. El murmullo del arroyo se mezclaba con los suspiros, y las enredaderas de

nte, unidos por el deseo, la confianza y una fuerza elemental que solo la naturaleza y el destino podían forjar. El agua los envolvió, testi