ayudarla había detenido, por el momento, su campaña de sabotaje
os dos protagonistas de la novela. Ya no era un personaje en su historia; er
ugar famoso por su larga lista de espera y una vista que podría hacer que cualquiera se
je oscuro. Ya había arreglado que Sofía estuv
promoción especial de aniversario: una botella de champaña y un postre gratis
ano en mi frente. "No me siento bien", an
estello de algo -¿molestia? ¿preocu
que nos observaba con ojos grandes y esperanzados. "Quédate. No dejes que una buena botel
amente del restaurante, dejándolos solos bajo las suaves y r
s amigos de la universidad, insistiendo en que Santiago viniera
mente buena, fingió estar demasiado borracha para ma
, dije, mi voz firme y prá
fruncido mientras luchaba por
de mi coche en su mano. "Asegúrate de que llegue a c
allí de pie con la heroína en sus brazos, las llaves
con una profunda e inquietante confusión. No podía entender mi comportamiento. En un momento, era la novi
entros "casuales". La forma en que siempre
la fiesta. Llegó a casa tarde, olie
ó, su voz baja y tensa. No estaba gritan
es?", pregunté, f
. "El restaurante. La fiesta de esta noche.
mis costillas. Era más listo d
giéndome de hombros. "Quizás me he dado cuenta de
un segundo aterrador, pensé que podía ver a través de mí, más allá de l
a familiar máscara de cinismo volviendo a su lugar.
", dijo, su voz fría de nu
ncio. Estaba funcionando perfectamente. Estaba confundido, enojad
acercando