es. Él era mi única familia, mi más firme protector. Cuando conocí a Héctor, Daniel sos
ado, que Héctor era un buen hombre. La discusión había creado una brecha entre nosotros.
, su voz llena de falsa simpatía. "No
os planes se cancelaban misteriosamente. Los mensajes no recibían respuesta. Pensé que Daniel estaba enojado conmigo. Nunca imaginé qu
Daniel, cada vez más frenéticos. "Ana, por favor llámame. ¿Qué hice?".
viada desde mi número: "Ahora tengo una nueva
pulmones. Héctor no solo me había mentido. Se había hecho pasar por mí
sa que hubiera sentido, me invadió. Agarré mis llaves y sal
staba en el hospital. Visit
ano descansando sobre su vientre ligeramente abultado. Héctor sonre
unció Héctor a un grupo de colegas
ron en un rugido sordo. Todo lo que podía ver era el rostro sonriente
dijo Héctor, su voz cargada de emoción. "
l e innegable. La había embarazado mientras todavía estábamos "casados
una persona". Las lágrimas asomaron a mis ojos, pero l
erfecta y ensayada. "Eso es maravilloso, Ana. Un hijo es exactamente lo que nec
asombrosa que casi era diverti
confrontación. Solo mentiría. Era un maestro
parecer. Conseguí un nuevo número y le envié un mensaje tentativo a mi hermano, ex
l lado de Brenda, haciendo el papel del futuro pa
apareció en mi puerta. Sostenía una peque
jo, con una sonrisa de suficiencia en su rost
ara mi madre en Afganistán. Era una de las pocas cosas que me quedaban de ellos.
mi voz temblando con una
con malicia. "Incluso me dio el collar de tu madre. El del a
a crueldad fina
ndose alrededor de la madera gastada. El recuerdo de mi madre. El amor
sa!", grité, mi
go su expresión se endureció. Me golpeó con su bolso, con f
un terror fingido. Se agarró el estómago y soltó un grito
como una nube de tormenta. Vio a Brenda en el suelo, agarrándose el estómago, y a
inó con la mirada, sus ojos llen
parado con el dolor de su creencia ins
las manos, pero mi dedo estaba
na agresión", dije,
cara de furia. "¿Cómo te atreves?", siseó. "¡