uto ejecutivo, sus cabezas juntas, su conversación un murmullo bajo de bromas compartidas y referencias p
hadas. Una mesa para dos estaba puesta en la cubierta, con champaña y una sola ro
para exponer las piezas rotas de nuestra vida y preguntarle si
das nuestro primer viaje en el agua?", preguntó, sirviénd
arsa. El recuerdo estaba manchado ahora
oz suave. Las palabras quedaron suspendidas en el aire entre n
en mi tono. Estaba demasiado a
raudulenta, sobre las mentiras intermina
linarse, las luces de hadas se convirtieron en una mancha vert
su preocupación sonando hueca. "Te v
champaña en mi mano. Me había drogado.
su risa y la de Brenda resonando en la d
la cabeza y tenía la boca seca. Una ira profunda y fría ardía a través
ír vítores y aplausos desde la cubierta superior. Subí las estrechas
ierta. Una pancarta colgaba del mástil:
adiante en su rostro. Esto no era una cena romántica para nosotros. Era una fiesta sorpr
se en mis huesos. Le estaba regalando un collar de diamantes, el mismo que yo había admirado
o jamás", brindó, levantando su copa. "Y por la m
a antes de caer. Ahora lo veía todo. No solo me había drogado para evitar una con
mbre que creía conocer... todo era una mentira. Había drogado a su "esposa" para que no fuera
del camarote se abrió. Era Brenda. Entró deslizándose en la
falsa simpatía. "Pensé que Héctor te había dado s
verme rota. No le di nada. Mi r
dije, con l
"Solo vine a ver cómo estabas. Debe ser duro ver al hombre
mente, mi silenci
o?", se burló. "¿No quieres luchar po
obras", dije, mi voz t
agrió. "Solo eres un reemplazo am
levantándome. Abrí la puerta y l
de recuperar la compostura. "Bien. Enó
estrecha litera. Estaba demasiado cansada para sentir
la salud y en la enfermedad". Su voz, tan sincera, tan llena de pro
trazando un camino a través de la suciedad de mi cara. Q
uavemente el hombro. "A levantarse
rpo dolorido. Ni siq
ra una constancia de soltería. Fue un proceso frío y burocrátic
oría de las cosas en la casa parecían pertenecer a una extraña. En un cajón, encont
sin leer de hace dos años apareció en
r qué dijiste que no q
pavor apretándose en mi estómago.