img Amor Envenenado, Dulce Venganza  /  Capítulo 1 | 10.00%
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Historia
Amor Envenenado, Dulce Venganza

Amor Envenenado, Dulce Venganza

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1267    |    Actualizado en: 05/08/2025

untar el millón de pesos que costaba

el preciso instante en que mi hermano dio su último aliento, Héctor estaba co

no era un emprendedor en apuros. Era el heredero secreto de un imperio multimillonario,

eta en una peligrosa carrera clandestina. Luego, saltó de la moto en movimi

ta para llevarla a ella al hospital. Más tarde, me ob

sufrimiento era mi propia culpa. Incluso exigió que me

s hombres más poderosos del país; un pacto para protegerme a toda costa. Ahor

ítu

no estab

al, una nota final y plana del doctor que puso fin a la sinfonía

a las

s, Héctor Herrera, estaba en una agencia de au

yo pagaba. Estaba puliendo el cofre del auto, una bestia plateada y relu

voz sonaba hueca, l

ando el metal brillante con un paño suav

oy -dijo, con un tono indiferen

rando que pudieran atravesar el grueso muro de su indi

ando el trapo sobre una mesa de trabajo. Me miró, sus ojos vacíos de

é. No co

Nada de gastos grandes sin discutirlo.

El pacto que hicimos mientras yo trabajaba en dos empleos para mantener su "s

do a veneno-. Eso es todo lo que habría costad

on desdén-. Una posibilidad remota. Y estuvo enf

veintid

se encogió

pagarlo. Fin

que solo estaba pasando por una mala racha. Pero mi mente estaba reviviendo una llamada que hab

rrera, el único heredero de la dinastía tecnol

preparatoria, Bárbara Lara, que estaba de vuelta en la ciudad. Lo compró con el dinero de nuestros ahor

comprensión horrible que amane

ro -dijo secamente, su voz fría

pregunté, el nombre sintiéndose

cerraron. No se m

esperanza, las interminables excusas que inventé

bía a

de mi abuelo, Alfonso Díaz, y una promesa que había hecho. Una promesa que involucraba a

a un hombre lla

eña caja del hospital, que contenía las pocas cosas que mi hermano había

a, un elegante convertible

loto, una mujer de cabello rubio y sonrisa arrog

Los miré

astidio, como si yo fuera un pedazo de basura

lo apreté la caj

itió, las palabras ahora un m

bara, su voz como un tintineo de cristales-. H

da cariñosa, luego volvi

guna porquería del hospital para

hacia adelante, fin

puede con un hombre con ambición. Algunas

de ella, un gesto de afecto qu

licaba por su atención. Pero ahora, no se

ón -dije, c

cieron sor

ctor -dije-. Es

casa, sin mirar atrás. Fui directame

nó. Era mi mej

z llena de preocupación-. ¿Después de c

lencio por u

? No. Iba a

, solo unos días atrás. Mi hermano,

frente a Héctor, ju

mas corriendo por mi cara-. Solo un mill

riba, su rostro una

-d

años -lloré-. Tiene to

ndose la vuelta-. Tengo un coche

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