l resto de mis cosas, cortar los últimos lazos. Usé mi lla
sala. Consta
ado en las manos. Constantino caminaba de un lado
do se encontraron con los míos, es
ó. "¿Cómo
un segundo. "¿
cupió. "César está muerto. Regina lo encon
la verdad, que todo lo que pude hacer fue soltar un
ó. "¡Lo odiabas! ¡Lo dejaste
ro sus ojos eran agudos y calculadores. "¡Lo amenazó, Cons
da que desquitaría su dolor con un animal inocente. Un animal
ue me casaría, al hombre que había amado con cada fib
rees a
s palabras, sino en la certe
uego continuó, su voz goteando desprecio. "La situación de tu madre f
dre fue un accidente. Pero la mu
a perfecto sentido. Un mastín de pura raza y premiado val
o defenderme. Ya me había juzgado y conden
la boca. "Lo hice. Cacè a ese monst
nte fue la chispa qu
n las uñas desnudas como garras
con fuerza. Ella tropezó hacia atrás
nces s
ación silenciosa. Mi cabeza se giró hacia un lado, mi meji
o me había
pecho agitado. "Lárgate", siseó, su voz baja y pelig
físico no fue nada comparado con el shock del acto
corriendo a su lado, ayudándola a levan
Me golpeó a mí, y luego le p
harse. Lo miré, acunando a Regina en sus brazos,
je, mi voz tranquila pero firme. "Un día, reco
Ahora lárgate. Si no te has ido en diez minutos, llamaré
es", dije
Verdadera e irrevo
s, tomé la maleta que ya había empacado en
Había reservado un boleto de ida a
trás la ciudad y mi antigua vida, sent
en el pecho, una sensación de pavor que le cortó la respiración. Sacó su teléfono,
je de texto. *
queño signo de exclamación rojo apare
bloqueado