y vacío, y miraba el techo. Los estados financieros que Atilio me hab
as bajo los ojos. Mi rostro estaba pálido, tenso por una rabi
. Estaba preparando café, actuando
llena de falsa preocupación. Intent
apa
me t
eocupado. El compañero amoroso. Todo era
calma. Tenía que jugar
-. Necesito acceso total a la sala de servidores princ
fácilmente-. Lo que s
añana, lo menci
me en las redes sociales. Podríamos contratarla para que haga algo d
mante a nuestra empresa. Pagarle con nues
rectamente
N
o? Tiene mu
in talento -dije, las palabras afilad
el descaro de
. Simplemente eres un tip
, un sonido amargo y roto-.
ió, viendo que había ido demasiado
peligrosamente baja-. T
jefe de TI, un joven genio llama
. Sala de servidores. Y trae tu m
estábamos en la
vo, cada correo, cada pulsación de tecla de los últimos dos
ar en par, pero no hizo pregunta
allí. Carpetas dentro de carpetas. Cuentas ocultas.
o solo la cuenta de las Islas Caimán. Había otras. Zúrich. Singap
bado. Había una foto de ella usando un brazalete de diamantes. Hice clic en las propiedades del archivo. ¿La fecha en que fue tomada? El mismo día q
El dolor era algo físico, una opresión ardiente en mi pecho. Clavé mis u
oz un susurro-. Y asegúrate de q
o, cerrando
entras caminábamos por el vestíbulo, las puertas del ascensor se a
uscarte -dijo, su sonr
una joven que idolatr
o de usted, d
n. Todo era
su mundo arder. Pero todavía no. No aquí. Tenía que ser intel
propia traición en su contra. Mi embarazo era mi as bajo la
e, apartándome-. Llega
adores principales. Sonreí y asentí, mi mente a kilómetros de distancia, planeando