equeño pueblo en Jalisco y me trajo al deslumbrante caos de la Ciudad de Méxi
n de su exnovia, Carina, me destrozó las manos, arruinando m
negocio a ella. Días después, me llevó en coche a lo más profundo del Desierto de los Leones, me sacó a ra
a César riendo a carcajadas con sus amigos, presumiendo cómo me había abandonado, llamándo
como un objeto desechable, sobre todo después de que mi propia familia me hub
todos los lazos con César, empezando por el beb
ítu
ervador pueblo de Jalisco y me trajo al brillo y al caos de la Ciudad de México. Durante diez años, f
cía que mis manos se vieran espectaculares en las sesiones de fotos. Mis manos eran mi vida, mi carrera. Como modelo
e, me so
r nuevo, mi amor. Dicen que es el m
radecida c
ías que
ara ti -dijo, be
alista en el corazón de Polanco. Una mujer con un corte bob
ánto tiempo
voz un poco tensa-. Ell
pero siempre como un capítulo cerrado. Sus ojos me escanearon de arriba a abajo
as -dijo, guiándome a una silla-. Deja
tas de un rojo carmesí. Pero el químico que usó en mis cutí
er tanto? -pregunté, int
itaminas, corazón. Está haciendo s
La piel se estaba pelando, inflamada, completamente arruinada. Tenía una sesión en tres días para una campañ
de que usaban productos de baja calidad. Los ignoré porque César había insistido. Cuando mi agente llamó al salón y amenazó co
orcido en una máscara horrible que nunca había vis
nos. Condujo durante horas, hacia las montañas, hasta que nos adentramo
ate
Qu
cía de cualquier calidez. Me sacó a la fuerza, tiró m
s destrozadas, sin señal en el celular
. Un guardabosques me encontró desmayada a un lado de la carretera. Cuando por fin llegué a
illo, oculta por la
el bosque? -preguntó uno de
ar era casual, ligera-. Ella y su agencia iban
azada, güey. ¿Y
risita. Un son
hica de pueblo, ¿no? Además, el embarazo es
re se m
o, Leo, i
sus manos ya no
su familia la odia. ¿A dónde va a ir? No tiene nada sin
se r
hablando de su "carrera" -se burló C
Marco-. Parecía que la había arrastra
sar-. Un pequeño castig
que amaba, el hombre al que le había dado diez años de mi vida, el padre de
ntiría culpable. Que se disculparía. Esa última
pa que te deje
fue arrogante, ll
l suelo que piso. Llorará, me suplicará perdón, y luego volverá
eí que teníamos. Una sonrisa amarga se dibujó en mis
mi teléfono. Marqué el número de mi madre. Mi
oz era cortant
ara. Yo... ne
u padre y yo ya terminamos contigo. Hiciste tu elección
avor, estoy
que tenías en tu cuarto -dijo, su voz como el hie
ea se
o un fracaso por no querer casarse con un granjero local. Parecía un príncipe, mi rescatador. Ahora veía la verdad. No me había rescatado. Solo hab
epartamento y me metí en el aguacero. Caminé descalza por las calles de la ciudad, el pavim
masiado brillante. Cam
programar
al. Me llevó a una pequeña habitación. Entró una doctora
trida y severamente deshidratada. Su cuerpo ha pasado por un e
iesgos? -Mi voz
d para tener hijos en el fu
a como una máscara
tie
segura
rré-. No puedo ser responsable de una vida
unas semanas después, dándome
r y sus amigos seguían allí, bebiendo. Me v
o la tormenta -dij
gos se
encantador y atento era una actuación. Este hombre
a él, entré a nuestra r
cho, burlándose de mí. La boda era en un mes. Un gran evento que él había planeado, un espectáculo público para presum
habían logrado negociar una multa más pequeña por el contrato roto,
. Me rodeó la cintura con sus brazos, su
usurró contra mi cabello-