img Su Engaño, Su Redención  /  Capítulo 1 | 9.09%
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Historia
Su Engaño, Su Redención

Su Engaño, Su Redención

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1107    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:42

ataúd del hermano de mi esposo. Un mes después, ese silencio fue reemplazado por algo mucho peor. La

a mirando a Valeria, que esperaba junto a la puerta con su única

e era la costumbre. Tocaba la puerta de nuestra recámara a altas horas de la noche, fingiendo pesadillas, llevándose a Mateo por horas para

a escuchar a Mateo decir que no. Quería que le dijera que eso era inapropiado,

Valeria. Ponl

a su hombre, buscando constantemente su aprobación. Ahora, viéndolo atender cada uno de sus capr

, llamé a

a voz temblorosa-.

ítu

sonido de la tierra cayendo sobre el ataúd del hermano de mi espos

viuda de mi cuñado,

arza, decidió que se

a mirando a Valeria, que esperaba junto a la puerta con su única

voz baja para que Valeria no escuchar

ró hacia mí, con

o. No está a di

bellino de disculpas en voz baja y sonrisas tristes.

o afuera de la puerta del baño, sosteniendo un

e inocentes-. Es la costumbre. A Marcos, mi difunto

erta de nuestra recámara a altas horas de la noche. La primera

abrazando u

n lágrimas en los ojos-. Soñé co

con ella en la sala. Esto s

a cocina, tratando de encontrar la energía para cocinar. Mateo y

voz cargada de autocompasión-. Marcos solía masajearl

uchando. Quería escuchar a Mateo decir que no. Quería qu

do del taburete al moverse. Lue

Valeria. Ponl

ala donde mi esposo le frotaba suavemente los pies a su cuñada embarazada, y no

y marqué el núm

a voz temblorosa-.

a al otro lad

a? ¿Qu

s. El masaje de pies. Todo sonaba tan insignificante, ta

a que estuviera en casa. Aprendí a cocinar sus platillos favoritos, incluso los que odiaba. Me vestía como a él le gustaba, de forma conservadora.

-solté en un sollozo-.

mbre que desperdiciara palabras. Su

ión, Sofía. Ahora

tomé

por su negocio. Yo ayudé a construirlo. Yo pued

dió. La parte de mí que se había estado encog

que me devolvía la mirada. Tenía los ojos cansados. El

en el sofá de m

ando una de las camisas de vestir de Mateo sobre sus leggings. Col

ió dulc

ormiste bien? Sé que el

do algo y se habría ido. Mi

oz uniforme-. Esa es

risa v

n el respaldo de la

atela

ó, conf

Qu

o se alzó. Era plana, fría y final. No e

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