abella era una tortura refinada, se movían por la casa con una familiaridad que me robaba el aire, ella redecoraba el salón, quitando los colores cálidos que yo
, no podía aceptar que su felicidad se const
, su visita era inesperada, Ricardo lo reci
, su rostro mostraba una genuina preocupación. "S
da continúa" , respondió Ri
sus palabras con cuidado. "Su deterioro fue muy rápido, incluso para su diagnóstico, el nivel
ulada en su voz, una sospe
talidad se evaporó, dejando al descubierto al
os todo lo posible, los mejores especialistas, los mejores tratamientos, su cuerpo simplemente no resistió
oridad y cerrando cualquier puerta a la verdad. Me quedé flot
ule por los pasillos hasta el ala de servicio, allí, dos de las empleadas más antig
secándose una lágrima furtiva. "
, que el niño era un estorbo para sus planes, que ella era una débil por no poder soportar la presión, al
eo, no fue solo una complicación médica, fue el resultado de su crueldad. El recuerdo de esa noche, borroso por el dolor y los sedantes, volvió a mí con u
ra olía a dinero y a la ambición de otros. Una fila de chefs y gerentes esperaba fuera de su puerta, todos con rostros ansiosos
lió con el rostro pálido. Ricardo apareció det
! ¿Crees que esto es una fonda de barrio?" , gritó Ricardo, su v
ven que siempre me había tratado
s fue un error
o. "La excelencia no admite errores, q
ón de su ira, me heló el alma. Este era el
d de la oficina, Daniel se
entra bien? Después de... todo lo que pasó c
mente, sus ojos eran
e veneno. "Se dejó consumir por sus emociones, la debilidad
tificar su propia monstruosidad. No era mi debilidad lo
cotidianos, un zapato de bebé, una taza de té, una carta arrugada, creando un altar a la memoria y la pérdida. Vi a Ricardo tensarse, su sonrisa se congeló, sus ojos se fijaron en el pequeño zapato, por un instante, vi una grieta en su armadura de indiferencia, un des