tra caída fue lenta
sos. Yo era su arma secreta, una guionista anónima que escribía éxitos de t
o Camila reapareci
popular de una familia rica. Pero la fortuna de su familia se había es
ojos y una historia de desdicha. Ricardo, cegado por l
error de nue
il, me sentía débil y con náuseas constantemente. Ricardo, en lu
muy mal, Sofía. Nece
na cama de hospital, Camila ya estaba en la guardería, tomando fotos con mi hijo y publi
ila se había mudado a la habitación de invitados. Ricardo dijo
unca s
as cosas: sugerencias sobre la decoración de la casa, opini
mi nuevo guion en su computado
a llorar y corrió hacia Ricardo,
reyó a mí. A
una maestra de
un fuego en el ala donde dormíamos. Me desperté por el olor a humo. Lo primero que hice fue correr a la habitaci
a derrumbado. Usé toda mi fuerza para levantarla, lo suficiente para que él pudiera
r insoportable en mis piernas y l
ital, mi mundo se había co
pero no para consolarme. E
creíble. Dijo que yo estaba celosa de su éxito y que había iniciado el incendio p
bre cuya vida acababa de s
e ir a la cárcel, Ricardo "generosamente" ofreció una alternativa: me con
do un plan. No el incendio, eso fue un accidente. Per
a casa, mientras Camila se convertía en la Sra. de la casa, la ma
traición todavía
n a punto de da
e. Esta vez no era Ricardo. Era el Dr
dijo Vargas con un
sistí. ¿
me llevaban por el pasillo hacia una habitación improvisada que ha
co. "Gracias por tu generoso regalo. Prometo cuidar
ho tiempo, sonreí. Una sonrisa ge
mila. Porque ni con mi corazón
se contraj
aron a la mesa de operaciones. Vi a
solo un relajante muscular. Ricardo quiere que esté
me invadió. Iban a abrirme
para el dolor. Escuché el z
ío metálico
o, un
O! ¡NO LA
s ojos
escena. Detrás de él, Ricardo estaba paralizado, su rostro era una máscara de p