ortar con un cuchillo. Ricardo "Rico" Mendoza estaba de pie junto a un maniquí vestido con un traje de novio impecable, el
primo adoptado, Miguel Ángel, goteaba desdén. "Este lugar e
giraron para mirar, sus rostros u
pero era una ira fría, familiar.
rradora que no sentía la primera vez, me quedé aquí
a que Ricardo estaba a punto de casarse. Lo había acusado de ser un impostor, un estafador que solo buscaba la fortuna de los Mendoza. Y Ricardo, ingenuo y confiado, había sido aplastado. Lo perdió todo:
una segunda oportunidad. Había renacido, despertando esa misma
no sería l
realmente lo miró por primera vez desde que había renacido. Vio la arrogancia en su
imple estorbo. Sofía y yo vamos a elegir nuestro
irándolo con lástima fingida mientras se aferraba al brazo de Miguel. El recuerdo de su p
m
movimiento fue tan rápido que Mig
LA
Ángel se giró violentamente hacia un lado, una marca roja floreciend
tímetros del de su primo. La sorpresa en la cara de Miguel era casi cómica. E
furia. "¿Te atreves a ponerme una mano encima? ¡Maldito bastardo! ¡Soy el verdadero prom
es nada más que un perro callejero que mi abuela r
e su origen siempre fue su punto débil. "¡Tú... pagarás
cada mentira. Recordaba cómo Miguel y Sofía habían conspirado para robarle la here
rdo, una oscuridad helada asentándose en su corazón. En esta vida, te quitaré
onrisa lenta y peligrosa se dibujó en sus labios. El juego aca