olor a mezcal barato, un h
empapado y frío, pegado a mi piel mientras el eco burlón de m
eo, el hombre al que me entregaron a
a, vendida como ganado al carnicero Don Ramiro, y el día en
erminación helada, un fuego nuevo en m
s cruel y el d
regreso, acusándome
la cuerda que me ayudó a salir
zó botellas y basura, gritand
dejó caer Don Ramiro, el carnicero, mi torturador en mi
mpapada", dijo, y sentí sus a
dolor y odio, y lo golpeé con todas m
iesta, buscando testigos, pe
blico, humillándome, mientras Isabella, fi
rpuso para salvarme de la turba,
e entregó a Don Ramiro, el ca
Haz con ella
ole en la cara, mi desaf
da y Mateo, en un ataque de locura, me golpeó hasta de
uego con una sonrisa
a perdido, que la h
, el destino tuviera
a mi fin, era en re
ra reclamar lo que le fue arrebatado, no so