academia en la que estaba ofrecía un programa de intercambio con una prestigiosa escuela en Rusia, era l
í llamarlo. Era la única persona que podía ayudarme. La llamad
, hola,
dió secamente-
bía conseguido, el dinero que me faltaba, mi voz
lo que imaginé, una risa
onesta. ¿Es por Camila, verdad? ¿No soportas verme
etamente paralizada. ¿Camil
é de
mi novia, sé que la has visto en las revistas, no f
usqué el nombre: Camila Soto. Era una modelo famosa, increíblemente hermosa, y las fotos de
liento. No era solo el rechazo, era la acusación, la forma e
do sentado en primera fila en cada una de mis presentaciones escolares, sus aplausos siempre los más fuertes
al, única. Me compraba regalos caros sin motivo aparente, elogiaba mi talento para
a que todo er
an ambiguos, llenos de dobles sentidos que mi corazón adolescente interpretó como una señal. Una
creí que se refería a una mujer que él hab
me abrazó y susurró en mi oído: "Me haces senti
zón por la que me atreví a confesar mis sentimientos. Él me había g
zo, cada palabra grabada
ecepción y asco-. Tengo casi el doble de tu edad, soy tu tutor legal, tu
mó por dentro. Me s
tú me hici
r, te he cuidado, y así es como me pagas, ¿con esta clase de ideas retorcid
or completo. "Carga". No era su sobrina, no
s que el mundo gira a tu alrededor, pero solo eres una niña con
eva novia, su negativa a ayudarme, todo encajaba. Él no solo me había rechazado, me había degradado, me