mo un ruido sordo y lejano, a
s que colgaban del techo del enorme salón... todo parecí
do con mi propio dinero, un pequeño acto de r
vio, su rostro
que hablaba y caminó directamente h
ijo
guntó cóm
stido y su voz fue un susurro
onios trae
ire se me iba
un vestido
," su mandíbula estaba tens
abra era
a, su primer amor, la mujer muerta
e, Doña Elena, se acercó a nosotros con
rriendo mi cuerpo con desaprobación. Luego se giró hacia su hijo.
es
lia sabían y que me restregaban
la su
a, de darle un hijo a Mateo, pero que nunca ocupar
o de recuerd
ingenua de un pueblo pequeño, abrumada por la gran
etió ma
boda nun
ecía. "Lo importante es que estamo
ro nunca se casaría legalmente con una mujer "sin apellido" como yo. Nuestro matrimonio era una farsa, un ac
su juventud que había muerto en un accidente
del brazo, su fu
e nos está miran
nes a sus empleados. Pero algo dentro de mí, algo que habí
noche era solo la got
con un movimiento br
aire," dije, mi voz t
ré su r
aza, dejando atrás la música, las risa
che me golpeó la cara
imera vez en años,
upe que las cosas n