a de campo se abrió
pecable y una sonrisa arrogante. A su lado, Camila, su "prima" adoptiva
asado tr
ió aquí, a este lugar alejado de l
a falsa calidez que me revolvió el estómago. "Hemos
os mismos que solían susurrar a mis espaldas, llamándome la "huérfana afortunada", la
delante, su voz tan
icardo te ha extrañado.
raban que llorara y suplicara, que me arrastrara de vuelta a sus pies
rto hacía mucho tiempo, en el m
nquila se dibuj
i voz serena y clara. "Pero c
del atardecer se reflejara en el sencillo pero
toy ca
que siguió f
cardo se desvaneció, reemplazada por una incredulidad total. C
ijiste?", tart
. Recordé sus palabras de hace tres años, r
estar agradecida de que siquiera te miro. Vete al campo y reflexiona sobr
cial que creía que el mundo giraba a su alrededor. Me desprecia
una vez amé con todo mi co
recuperarse, su dulce fac
cardo", dijo suavemente, como si hablara con una niña. "Sabem
diseñada para menospreciarme, para pinta
ecuperando un poco
ado tiempo, te has vuelto un poco rara. Vam
ilia que siempre me había tratado con genuino cariño. Usa
la misma chica que
irada fija en ella. "Y tú, Ricardo, perdiste e
os errores fueron amarlo ciegamente y creer que él también me amaba. ¿Apren
rar la puerta. "Mi esposo llegará pronto a casa
c suave, dejándolos afuera, e