lculada para evitar a la perra impostora. Si ella entraba en una habitación, yo salía. Ma
recían notar mi com
hoy", me dijo Sofía durante la comida,
. Y estoy un poco estresado
illo. Cada segundo era una lucha por mantener la fachada de normalidad mie
a inminente, pero yo no podía pensar en celebrar. Necesitaba descansar,
udio", le dije. "Solo media hora. Par
ntió, so
i vida. D
o. Me desplomé en el sofá, completamente exhausto por el estrés y
é profundame
é con u
to de
z del pasillo se filtraba por debajo de la
! ¡No me contesta
. Mi tío la había forzado. Sofía, mis tío
onces
rte. Con la cabeza apoyada en mi brazo, como si se h
uerta. O
artándome de ella
s a la boca, sus ojos d
rró, con la voz rota. "La asfixiaste mien
del brazo con u
", me gritó en la cara, su ali
o de nuevo, narrando la esc
juegos, Ricardo Morales, lo ha vuelto a hacer. L
abía escapatoria. Era aún peor que la primera vez. Ahora parecía que la había mat
algo era difere
a una claridad helada. Ya no era una víctima confundida. Sabía que esto era un montaje. L
el agarre
onando en la pequeña habitación. "¡Us
hó a llorar
o, Ricardo? ¡Estás enf
o. Y en ese instante, lo supe. Tenía que luchar. No importaba lo imposibl
a vez, no iba a dejar que
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