e de agua helada en un día c
tes de personal, y bueno... tu situación, l
e mis diseños cobraban vida. Tenía tres meses de embarazo. Y ahora, estaba desempleada. La prestigiosa casa de diseño en el
er con las náuseas matutinas. El coche que manejaba, un modelo reciente que pagué con mi propio esfuerzo, se sen
ía ocasionalmente en revistas gastronómicas y su ambición era tan grande como su tal
mi amor. Saldremos
o. Los días siguientes, Mateo se volvió distante, pasaba horas en su computadora, con una hoja de cálculo abierta y una expresión de
ez que intentaba hablar del futuro, del bebé, de nosotros, él desviaba la conversación hacia temas triviales o se e
silenciosa, Mateo cerró su laptop y me mi
enemos qu
opuesta de matrimonio, una discusión sobre nombres pa
sonaba ensayado. "Un bebé es una gran responsabilidad financiera. Y ahora
sin entender a dó
e su laptop hacia mí. "Para que todo sea justo y equitativo
"Comida", "Servicios", "Renta (simbólica)", "Gastos del bebé". Mi nombr
tía extraña en mi boca. "¿Te ref
nrisa tensa que n
-cincuenta. Así nos aseguramos de que ambos contribuimos
ultas prenatales? ¿El parto? La idea era tan absurda, tan carente de la más mínima empatía, que sentí un vacío e
"Acabo de perder mi trabajo. Estoy embarazada de tu hi
rna y justa de hacerlo, Sofía. El feminismo se trata de igualdad, ¿no? Pues esto es igu
el que me había enamorado, el que me susurraba palabras de amor y me prometía un futuro juntos,
a que decía era como echarle sal a la herida abierta de mi despido y mi vulnerabilidad. Me sentí
enderse. Vi la avaricia en sus ojos, la manipulación en su sonr
orzando una calm
do sorprendentemente firme. "Hablemos d
ecesitaba entender la profundidad de su egoísmo y su falta de amor. Si quer