a la cara por el sudor y las lágrimas,
de la sangre llenando mi boca. "Miguel va a sab
sonó paté
hó frente a mí, su rostro a centímetros d
ees que te va
un susurr
a que vino a meter su nariz donde no la llaman. Cuando él llegue, le diré q
icia y a la
on mis te
sintió con
os todo. Cómo se te echó
encio, convirtiéndose en cómplices de su locura. La de
ictoria. Se paseó por la habitación en ruina
o de repente. "Quiero qu
aba en una esquina. Mi archivador. Donde guardaba losn eso!"
se acercó al archivador y lo inten
, no se
mpanlo! ¡U
to de protección. No por mí, sino por ellos. Por mis pacientes.
r favor, Isabella,
oz rota por
ales! ¡Es ilegal! ¡Destruirás
spa de entendimiento perverso brilló en su
sto es lo que t
mpujó con fuerza, hac
primero que se va
Patricia. "Pásame
pesada lámpara de metal. Isabella la levantó sob
¡Isab
nsordecedor. Una, dos, tres veces. Golpeó la cerrachivador se abri
o de carpetas. Las sostuvo en el air
tos guarda la famo
zar y empezó a leer en voz alt
tos de inadecuación, miedo al
ta al suelo. Lu
neralizada...' 'Episodios
almas de mis pacientes, desnudadas, pr
por toda la habitación, aterrizando sobre los libros rotos, los muebles destrozado
era eran destruidas frente a mis ojos. Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero ya no hacía n
me miró,
na calma aterradora. "A