ó a Mateo más que cualquier grito o llant
ras la más servicial y aduladora cuando se trataba de cuidar a mis padres? ¡Les sonreías mie
s me juraste que me ayudarías en tod
adres fue la gota q
on en las palmas. El dolor agudo la ancló, impidiendo que se desm
nces,
con el brazo el vaso de agua que quedaba en la mesita de noc
r la rabia y el dolor. "¡MATEO, ME ARREP
partes. Un trozo afilado le hizo un corte en
a, soltó un gemido agudo y se llevó ambas m
bebé! ¡
e transformó. El p
gritó a las empleadas que observ
dictaminó que solo había sido un susto, prob
a furia de Mateo regresó, magnific
su sombra cernié
arazada. Si algo grave le hubiera pasado por tu culpa...", dejó la amenaza fl
risa hueca. Cl
ajado durante meses. Cuando Sofía fue a enfrentarla, Camila se echó a llorar y fingió un ataque de pánico. El r
Camila siempre era la humi
, dijo con
pierna, y tiró de la cremallera de su maleta. E
muy, muy lejos", dijo, mirando a Mateo a los o
tranquila, parecieron encender una chispa aún más oscura en lo
rosamente baja. Se volvió hacia sus empleados. "Lleven a la s
y helado se a
itó, inten
le tiró del pelo, haciéndola gritar de dolor, y la arrastraron hasta ponerla de
CA! ¡SUÉLTENME! ¡¿POR QUÉ ME HACES ESTO?!",
uzó el rostro de Mateo. Extendió una mano, c
, se endureció. Inmediatamente, ad
suave y temblorosa. "Ella solo está asustada y quiere irse. A
veneno. La expresión de Mateo se vo
r tan dramática",
esto con
ndola por el suelo de mármol. El fr