a cerrar la maleta, una voz dulce
jar a Sofía sentada en el suelo
vientre apenas abultado. Las empleadas se apartaron a su paso como si fuera la realeza, sus sonri
una moneda de tres pesos. Sus ojos, fijos en
erro fiel, se ap
hacia la cama, la ayudó a sentarse y, con un gesto íntimo que partió en dos lo qu
rsa. Era como si ella fuera invisible, un mueble más en la habitación. Era como si los tres años de lucha, de sacrificio, de
ción completamente en Camila. "Tú eres la que tiene que cuidarse. Acab
abra fue
esistente
dado. O quizás n
s de juego de Mateo. Recordó cómo, después de perder a su primer bebé, el frío se había convertido en su enemigo. Su cuerpo, debilitado por el agotamiento y la
ñas, sus risitas a sus espaldas. "La esposa rara", "la que siempre tiene frío". Se bu
elo se formó
ró en su tarea. Con una calma que no sentía, dobló la última prenda y la metió en la malet
a cuando la mano de Mateo se cerró so
iz de agotamiento que apenas se notaba. "Si te vas por esa pu
ontrol. Él creía que el dinero
o miró. Sus ojos estaban s
jo con una calm