oraban nuestra villa, que devoraban todo lo que amaba, se sentía real, como si me estuviera carbonizando el alma. Vi el rostro de Elena, mi esposa,
ces, pa
o de televisión, una mezcla de laca para el cabello y comida demasiado frí
, con su impecable filipina de chef. A su lado, Ricardo, su amor de la infancia y aho
culinaria", dijo Elena, su voz melosa goteando falsedad. "Tambi
ó el vientre con u
a ser p
tores. El presentador del programa
á, lancé el control remoto contra la pared y grité hasta quedarme sin voz. La humilla
el final de ese camino. Co
ice algo
ales. Y mientras todos en el estudio aplaudían, yo también empecé a
la noticia de que mi esposa esperaba un hijo de otro hombre. La sonrisa en el rostro del presentador vaciló,
fec
ecreto en un arrebato de dolor, arruinando la reputación de Elena. Ricardo, incapaz de soportar la presión y el fracaso, se "suicidó"
e arte fría y calculada. Proteger a mi familia era la única priori
a que se fue al buzón de voz. Sabía que vendría a casa. Nuestra casa. La casa que yo había
del "suicidio" de Ricardo: "Ahora solo nos tenemos a nosotros, Miguel. Siem
m
avía con el maquillaje de televisión. Me miró, de pie en medio
contestabas e
o", respondí c
o los brazos. "¿Vi
elicid
aba gritos, acusaciones, un hombre roto.
o, recuperando la compostura. "Es
ro",
ue viene de hace mucho tie
tamente. "
ltó, como si me estuvier
, respondí d
iabierta. "¿De acue
lo inevitable? Quieres
ego a una pizca de decepción. Creo que una parte de ella quería d
anipulador que conocía tan bien. "Miguel, no quiero que pienses que no me im
o, quieres al bebé. Sé feliz. Solo q
Era Ricardo. Entró como si fuera el dueño del lu
preguntó a Elena, igno
posaron en mí. Su s
. Supongo que ya te enter
Solo lo mir
ntinuó, haciendo comillas en el aire. "Debe ser duro ser el segundón, ¿v
ior, habría saltado sobre él. Ahora, solo sentía un frío desprecio. Era un
no, pero no p
e, casi de regaño. "No seas así. Miguel lo
ías, hasta que encontremos un lugar para nosotros. Espero
n segundo. No solo me traicionaban, sino que quería
rensivo. Además, Elena está embarazada. No pue
a. Esperando que me tragara esta última h
uego. Record
oz sonaba extrañamente hue
calera, hacia mi habitación, para empacar una m
cardo en un susurro triunfante. "Te d
añadir algo más, a
icia. "Espero que no te importe si usamos tu habitación. La cama es m
imer escalón, mi e
el plan de mi nueva venganza comenzaba a formarse en mi mente, piez
a vez. Al menos, no
ogaría en
-