ción se congeló cuando unas risas obscenas rompieron la oscuridad. Un grupo de h
ternet. Cuando pensé que el horror había terminado, uno de ellos me miró con una lujuria animal, y lo que siguió me arranc
mi roca, me mantenía a flote. Él me consolaba, prometía que todo estaría bien, que superaríamos esto juntos. Una noche, su teléfono vibró, una notificación de un chat grupal que desató
orquestado todo. Mi humillación, mi violación, el fin de mi carrera, todo para que ella obtuv
Manuela en un ciclo de traición que trascendía el tiempo. Él había reencarnado no para es
n de crueldad? El dolor se transformó en una rabia fría y cortante, sin lágrimas. Sólo una resolución de acero me impulsó. No más. M