ón era denso, olía a c
nudo apretado en el pecho, le habían dicho que era una
, "Es por su bien, mi amor, para protegerla de las malas energ
era una sanación,
uranderos, sus ojos eran pozos oscuros y codiciosos, sus movimientos era
nía a la pequeña Dulce con una sonrisa que no le llegaba a los ojos
e obsidiana, no uno ceremoni
brirá las puertas de la prosperidad infinita", canturreó
de fría determinación, sus ojos ambicio
hombres robustos, secuaces de Javier, lo sujetaron
orma! ¡La van a lastimar!", su voz se
piel se abrió, una línea roja y perfecta, la niña soltó un gemid
y palpitante, un órgano vital, y lo depositó en un cuenc
ligeramente en los
na niña!", suplicó Armando, las lágrimas corrían por su ro
jaulado, el dolor y la rabia le daban
o no mostraba ni una pizca de pi
upideces, tus tradiciones de pobre diablo, esto es el verdadero poder,
o!", le gritó él, la
volviendo a dar la espalda a su marido p
iencia, mirando a Arman
aciendo una contribución importante a n
y flácido, sus ojos, antes llenos de vida y luz, ahora est
su inocencia, se
para siempre, un grito mudo se atoró en su garga
, cantando palabras en una
upuesto triunfo sobre la miseria, sus risas eran el
de la botella, brindando sobre
, sus labios rojos curvado
añadió Javier, bes
sin vida, para ellos, Dulce ya no era más que un escaló
mblaba sin control, su mirada perdida en la figura inmóvil de su hija, el cen