ón era denso, olía a c
l, vio con horror cómo su pequeña hija D
amante Javier, observaban con codicia, mien
rocidad sin poder intervenir, sintiendo cada punza
ra por el bien de la niña, pero todo
ión" para su fortuna, ofreciéndole dinero com
ás doloroso que
tación de Dulce, usando los juguetes de su hija muer
fía!», le dijo
y exponer la maldición de ambición que consumía a la familia de su e