do. Recordé la historia que el señor García me contó una vez, la razón por la
damio se vino abajo justo donde estaba el señor García. Mi padre, sin pensarlo dos veces, lo empu
hizo cargo de mí. Pagó mi educación, me dio un buen
cómo me traía el almuerzo a la oficina, cómo se reía de mis malos chistes. Me enamoré perdidamente
para hacerla feliz. Y cuando nació Miguelito, mi mundo se com
e un año, cuando Mat
abían separado cuando él se fue a estudiar a Europa. Yo sabía de su existen
risas se extinguieron. Empezó a criticarme por todo: mi ropa, mis amigos, mi trabajo. Decía
a fase, que solo extrañaba a su viejo amigo. Nunca
acó de mis recuerdos. Se
donable. Pero la empresa necesita un líder. Y tú... tú eres un hombre bueno y trabajador. Mi padre te debía l
ón podría soñar. Riqueza, poder, estatus. La oportunidad de dem
ción a la unidad de cuidados inten
primera vez en días. "Le agradezco la of
preguntó,
llevaron a su hija a hacer lo que hizo. Cada día que pasara en esa oficina, recordaría que el lujo que nos rodea es el mismo que
a pared, ignorando el dolor punzante en
teo estaban parados en el pasillo, riendo. Mateo la abrazaba p
Sofía se convirtió en
No te cansas de
," respondí, mi voz er
ltó una
apá', ¿no crees? O mejor dicho, Miguelito tendrá que aprender a ll
to. Él seguía igual, pálido e inmóvil. Pegué mi man
oz baja, sin mirarlos. "El que e
ada. ¿Sabes cuánto cuesta eso? Más de l
, el dolor y la rabia me
a para que yo nunca olvidara que él era mi sol. Pero a ti te gustaba, y un día, Miguelito te lo prestó, porque quería que su 'tío Mateo' también tuviera un sol.
undo, pero se recuperó rápidamente, s
hombre desesperado. Vámonos, Mat
amarga llenándome la boca. Mi hijo había sido castigado p