eca escapó de mis labios. "¿Celo
í. Diego Vargas permanecía en silencio a m
e, algo que tú nunca conseguirás", espetó Leticia, su v
con voz quebrada: "Ella... ella incluso trató de seducir a D
da y maliciosa. Vi la expresión de mi padre ens
oz cargada de reproche. "Después de todo
que había dejado sobre la mesa, vibró. Era un número desconocido. Normalmente lo
Ho
señorita Sofía Rojas?", dijo
soy
irmar los detalles de un encargo especial del señor R
soluto. Pude ver el pánico de
nté, mi voz deliberadamente inocen
ro amor'. El señor Sánchez nos dio su número como contacto. Solo queríamos confirmar que la
pareció d
sas palabras resonó en la sala. "Par
i hermana. Su rostro había perdido todo e
antasma. Abrió la boca para hab
'admirador secreto' de Camila es mi prometido. Y el anillo de c
ionar, su instinto protector ha
mbre para que dijera eso! ¡Harías cualquier
rostro una máscara de
a esto. Debe h
de esperanza en mi familia se desvanecía. "La única equivocada a
lada, recurrió a su arm
umillación. "¡Ricardo me ama a mí! ¡Siempre me ha amado a mí! ¡Tú solo
erdad, dicha por
callarla. "¡Ca
. La confesión flotaba e
na confirmación sombría. Miré a mi padre, esperando, r
. "Esto es un desastre... ¿Qué pens
lo que importaba. No su hi
rompía definitivamente. El últi
me, para dejar este circo
rminado. Ciega de furia
ritó, con el rostro de
ó. Detrás de mí no había nada más que un corto tramo de suelo y luego...
en mi garganta. El rostro horrorizado de Diego Vargas fue lo último