un lago en calma. Las ondas de choque se extendieron por la audiencia, los jueces, y llegaron con toda su fuerza a la primera fila, donde Doña Elena se puso de pie de un salto, con
!", gritó su madre, pero su voz
eria, a su lado, parpadeó varias veces, como si no pudiera procesar lo que acababa de oír. Esto no era parte del plan.
dedor, su mente se sumergió de nuevo en el torbellino de su vida pas
expansiva. La beca completa para la Academia Nacional de Danza era suya. Su futuro estaba asegurado. Abrazó a sus padres, quienes lloraba
a publicado un artículo titulado: "La Cenicienta Falsa: ¿Cómo Sofía Romero Compró su Victoria?". El artículo incluía capturas de pantalla de supuestas conversaciones de WhatsApp entre ella y u
entira se extendió como un virus. Los medios de comunicación la recogieron. En cue
ción de Ricardo. Él fue el primero al que
ien está tratando de destruirme.
un pequeño silencio que en
eñida de una falsa compasión. "Pero... vi las
peor aún, sabía la verdad y eligió no hacerlo. El corazón
cepcionada" que estaba de su "amiga". Ricardo, a su lado, con una expresión sombría y responsable, declaró que "el arte debe estar por encima de todo, y la integridad
culpable sin juicio. "Pobretona y ladrona", "Debería volver a vender tamales en la calle", "Qué asco, ojalá
uien pintó con aerosol la palabra "ESTAFADORES" en la cortina metálica. La gente pasaba y les gritaba insultos. Las ventas cay
óvenes que se burlaban de ellos. La pelea terminó con su padre en el hospital con un brazo roto y un ca
uchar música le provocaba ataques de pánico. Pasaba los días encerrada, viendo cómo la carrera de Ricardo y Valeria despegaba. Se convirtieron en la pareja de
umbo, con la mente nublada por la apatía y el dolor, no vio el coche que se a
na fuerza inesperada. Había visto el final del camino y no iba a volver a recorrer
a sus enemigos desconcertados. Ya no sentía el peso de s
"Esta vez, yo muevo las piezas. Y la primera pieza que sacrifico es mi propio sueño. Porque para exponerlos, n
todo el teatro, un punto final a su antigua vida. Se dio la vuelta y, sin mirar atrás, caminó hacia la