te y satisfecho de Sebastián Vargas. Sintió una oleada de rabia fría y clara. No era la fu
mando, su voz baja y controla
ez lo miró como s
ez, no sea i
Vargas. El capo de la droga lo observaba con una mezcla de diver
untó Vargas, fingi
ás humillante. Extendió la mano y, de un manotazo, barrió el fajo de billetes del escritor
el hijo de Vargas, lo miraba con los ojos muy abiertos, su arrogancia reempla
tomó a Pedrito de
nos,
por encima del hombro a los tres hombres que se habían quedad
jo equivocado y con el padre equivocado. Les juro
l pasillo con la espalda recta y la cabeza en alto. No corrió. No
de Armando se suavizó. Miró a su hi
z ahora llena de una ternura que contras
ero no habló. Tení
léfono y marcó un
habla Armando. Necesi
uila de su amigo y a
n la taquería o
e minutos", dijo Armando. "Y pr
ducir. Durante el trayecto,
lar esto. Nadie, escúchame bien, nadie tiene derecho
inalmente
iedo. Ese seño
ue encontrar de qué", lo tranquilizó Armando, aunque una parte de él sentía
una necesidad imperiosa de aclarar la parte más dolorosa de
r timbrazo, su voz sona
, Armando? Es
Pedrito", dijo Armando, yendo dir
una p
defienda. No me llame
Sebastián Vargas", soltó Armando, o
ez. Cuando Sofía habló de nuevo, su tono habí
ste al niño? ¡Armando, no seas estó por Pedrito. No se preocupó por su propio hijo.
conoces?", pre
iado rápido. "Mira, habla con el director, ofréceles una disculpa. Paga l
", dijo Armando, su voz helada. "Y llevaba un dije de or
ada de Sofía al otro lado de la línea. Era la confirmación que no quería
a finalmente, su voz temblorosa. "
co
tico crujió. La traición era un sabor amargo en su boca
sin omitir ningún detalle: la agresión, el director corr
y astuto con gafas de pasta, escuchó co
final. "Pero tienes razón. No podemos dejarl
a. "Quiero saber todo. Cuentas bancarias, llamadas, con quién se ve
o el Licenciado.
a apenas comenzaba. Llevó a Pedrito de regreso a la taquería, donde Doña
, su desprecio por la vida humilde que él le ofrecía, su desaparición gradual después del divorcio... todo cobraba un nuevo y siniestro sentido. ¿Hasta dónde llegaba su relación con "El Patrón"? ¿Era s
su matrimonio fallido. Cuando llegó, la encontró caminando de un lado a otro en la sala, con el teléfono pegado a la o
s en paz!", le gritó. "¡Por tu culpa, ahor
la última gota. La ira contenida de Arman