ando "El Toro" Ramírez, este era el sonido de la paz, el ritmo de su vida después de colgar los guantes. Su taquería, "El Gancho
nte", gritó Doña Lupe desde la cocina, su vo
tal. Las llamadas urgentes usualmente significaban problem
uen
z, padre de Pedrito Ramírez?" La vo
hijo?" El corazón de Armando co
to Juárez'. Necesito que venga de inmedia
necesitó es
para
léfono sin
, dijo, quitándose el delantal
n cuidado", respondió ella, su
una fiabilidad que Armando apreciaba. Condujo por las calles de la ciudad, sus manos, grandes como mazos, apretando el volante con una fuerza contenida.
renazo y prácticamente corrió hacia la entrada. La oficina del director est
cabeza gacha. Tenía la camisa del uniforme rota por el hombro, un rasguño feo en la mejilla y s
do con ropa de marca y con una sonrisa burlona en los labios. A su lado, e
?", la voz de Armando ret
se giró hacia él, con una expre
modere su lenguaje. Estamos
. Quiero saber por qué mi hijo está así", dijo
ño soltó u
ñor Ramírez", intervino el maestro
ada y la ropa rota, mientras este mocoso está
esmeraldas, una pieza cara y llamativa. Armando sintió una extraña punzada de reconocimiento, una al
a su hijo, ignoran
rame. ¿Qué p
sta, y nuevas lágrima
gó. Dijo... dijo cosas
guntó Armando, su voz ah
mi mamá", sollozó el niño. "Y que cad
haba su honor, sino que arrastraba el nombre de Sofía, su exesposa, por el lodo. Se puso de pie le
ijiste
ar de asustarse
que la gente como ustedes
acia él, pero el maes
ntrólese! No se atr
escuincle malcriado", gruñó Armando. "Voy a present
vestido con un traje caro y zapatos relucientes, entró con un aire de poder absoluto.
ítez, qué bue
asintió servilmente hacia el recién llega
, está causand
te niño al agredir a mi
risa que no llegó a sus ojos. Puso
ones de este... muchacho", dijo, mirando a
dijo el director Benítez, su tono untu
mbre del que todo el mundo hablaba en susurros, un fantasma con poder real que controlaba la ciudad. Y ese di
Armando, invadiendo
con quién se está metiendo", dijo en voz baja. "Su hijo molestó al mío. Así que, para evitar
nte. La arrogancia del
ar por nada. El que tiene q
tó una car
Benítez y sacó un fajo grueso de billetes de su bolsillo. Lo puso sobre el escritorio del director sin
sus ojos fijos en el dinero como u
, señor Varga
a y miró a Armando c
o será expulsado por conducta violenta. Y le advierto, no intent
Armando le costaba respirar. Su puño se cerró con t