cálido abrazo de hogar en medio del bullicio del mercad
día para celebrar, un día que se c
as, un sonido sordo y brutal, y
intocable del pueblo, olía a alcohol y despreci
briedad; la justicia era una burla y la
comprar su silencio con fajos de billetes y, al negarse, le
. Son unas pobres diablas" , rugió el cacique,
famada en redes sociales, su hogar destruido y su
esonó en su mente:
a tomó una decisión desesperada: si la justicia no v
la imponente sede de la Policía Federal, suplican
la memoria de mi padre, qu
se negó a ser silenciada, encendiendo