ón. Ver mi propia sangre salvar a la mujer que me había humillado fue
ación, aunque sabía que no había respuesta. El recuerdo de su petición, tan casual y cruel, me
nuevo. Un sirviente entró, con u
¡El médico dice que la transfusión no es sufi
de la cama de Diane, se giró
lgo! ¡Lo
. es muy potente. Necesitamos algo que lo contrarreste, pero no tenemos un antídoto específico. Solo un tipo
esta vez, su mirada no era de
us conocimientos. Las plantas, l
respondí, mi voz
pueblo! ¡Salvaste a gente que los médicos daban por
edo,"
a centímetros del mío. "¡Tienes que hace
angre del donante directamente, sin pasar por bolsas de transfusión. Pero para eso... se nece
me heló
dudó ni u
az
é, tratando
utal. Me arrastró hasta la cama don
a un guardia de seguri
se acercó con un bisturí afilado.
ndolo a los ojos, buscando al "Leo"