r de un trance. Por un momento, el mundo se había reducido al zumbido en sus oídos y al dolor sordo en su pecho. A
da". Recordó a Alex Guzmán apareciendo en el pueblo, siempre cerca de Don Ernesto, compartiendo puros y risas que en su momento pareciero
de Sofía salió del salón, riendo a carcajadas. Eran los mismos tíos y primos que le daban pa
obretón?" dijo uno de ellos,
pondió una tía, soltando una risita chillona. "Por favor, si no tiene
la hipocresía de esa gente era vomitiva. Se enderezó y empe
si nada hubiera pasado. Como si el hombre al que había prometido amar para siempre no estuviera afuera, con el corazón
do copas de un vino caro. Ricky reconoció la botella de inmediato. Era el vino que él mismo le había regalado a Don Ernesto esa misma mañ
nuestra familia, Don E
a usando ese mismo vino pa
el pasado!", exclamó Don Ernesto, levantando su copa. Ale
ó en una ira fría y clara. Ricky se acercó a la mesa. Todo
uchacho? La fiesta ya
la mesa, la botella que él había pagado. Los ojos de Don
insolente! ¡Es
estrellársela en la cabeza. Pero en lugar de eso, con un movimiento deliberado y tranquilo, caminó hasta
l vino, sino los años de servilismo, la falsa amabilidad, la
ido!", gritó Don Er
ída por los gritos. Vio la escena, la furi
Vienes a hacer un escándalo? ¿No te basta
ulo. "¿La vergüenza q
ofía como un falso protector. "Arruinaste el ambie
abajo, su labio torcid
e barato y esa cara de perdedor. ¿De verdad pensaste que podía
Ya no perteneces aquí. Después de todo lo que había he
uelta y se alejó, esta vez de verdad. Ya no había nada que decir. Le hab