pecho de Ricardo "Ricky" Morales. Llevaba su mejor traje, uno que le había costado meses de ahorro, y aunque se sentía un poco tieso, la
abía comenzado. Llevab
equeños piquetes en la nuca. Trató de buscar a Sofía, pero no la encontraba. Su padre, Don Ernesto del Valle, el hombre que Ricky había llegado
or favor! ¡Un momen
se clavaron en Don Ernesto. Ricky sintió un nudo en
onrisa ancha y satisfecha
empre ha buscado lo mejor para mi hija, Sofía. Y hoy, estoy orgulloso de anunciar que ella ha encont
nso, pesado. Ricky se quedó paralizad
o un gesto ampl
etido de mi hija, el s
tarima. Era Alex, el tipo de la ciudad que había estado rondando a Sofía las últimas semanas. Ricky lo había
u lado. Estaba radiante, con su vestido de novia, pero su brazo estaba e
aire no le llegaba a los pulmones.
s se giraron para mirar a Ricky, el novio abandonado en medio de su
e dia
¿qué le podía of
rrimado en casa d
buscando una explicación, una negación, cualquier cosa. Pero ella solo
ifícil para ti. Has sido... útil para nosotros todos estos años. Pero tienes que entender, mi hija merece
le por dentro. Había trabajado como un burro para Don Ernesto, en su taller, en sus tierras, a menudo por una paga miserable,
s daría el gusto de verlo llorar, de verlo rogar. Se tragó el nudo de la garganta y se obligó a mantenerse er
có a él. Alex la seguía, con una
a sincero. Sacó un fajo de billetes de un pequeño bolso. "Toma, para tus
como si con eso pudiera pagar los años de dedi
primera vez, la vio de verdad: superficial, ambicios
ó el d
todas las miradas sobre su espalda. Justo en ese momento, su teléfono vibró en el
, una chispa de rabia y un deseo repentin
uen
lado era amab
el joven Ric
ió, su propia voz son
señora Morales. Lo hemos encontrado. Sus padres lo han estado buscan
del salón. El ruido de la fiesta, l
pa
madre adoptiva, antes de morir, le había hablado en
io a Sofía, a Alex, a Don Ernesto, celebrando su rui
umbaría. Esto
n com