misma tarde, llegó a casa con una bolsa de comid
rito," dijo, dejando los conte
abitación, era el platillo favorito de Isabella, lo sabía porq
ó, una mezcla de náuse
tengo hambre," dije, mi voz
confundido por mi
tió, como si pudiera conven
hacia la mesita de noche, abrí el puño y
a tu asistente," dije, mir
arete a mi rostro, una breve chispa de pánico cruzó por sus o
oficina," dijo, con una naturalidad ensayada. "Se le deb
, tan insultante en su s
mi mirada, dejándolo ahog
dó el arete en el bol
ce si mañana vamos a cenar a ese lugar que tanto te gusta jun
lmar mis sospechas, por un momento, consideré la posibilidad d
se desvaneció tan r
ente, soportando el dolor de mis costillas, sonó s
tono se suavizó. "No, no, no te preocupes... Sí
una expresión de f
ncia en la oficina, Isabella no puede
ni siquiera me molesté en discutir, solo asentí en silencio, v
aire se sentía viciado, cargado de mentiras, fui a la oficina a reco
ó extraño, la gente me miraba y luego susurraba e
compañeras, Laura, s
rte, ¿cómo sigues?"
" respondí, forz
ento, luego se i
urró. "Sobre Ricardo e Isabella... ayer, después de la junta, él le
millación pública, todos lo sabían, todos lo veían, yo era la última
o, seguido de cerca por Isabella, que le tocaba el brazo de forma posesiva, él le
a oleada de mareo, mi mano, que sostenía una
ontra el suelo, rompiéndose en mil pedazos, el
ó, reemplazada por una expresión de molestia, Isabella, en
ozos de cerámica uno por uno, cada fragmento afilado era un reflejo de mi vida rota, y mientras lo hac