l sol brillaba, pero para mí todo era oscuridad. Mi prima, Camila Díaz, me sonrió con una dulzura falsa mientras me ofrecía una copa de champán para
dadera Sra. Romero, había diseñado para mí ya no estaba en mi cuerpo. Corrí de vuelta a la iglesia, el corazón latiéndome en la garganta, y la vi.
tenté gritar la verdad, él me detuvo. Sus ojos, antes cálidos, ahora eran dos pedazos de hielo.
o, Sofía. Eres una oportun
mero y la nueva Sra. de Vargas? Desesperada, intenté enfrentarlos de nuevo, pero esa noche, en un callejón oscuro, alguien me atacó por la espalda. El golpe fue seco y
ces, de
las. Estaba en mi habitación, en mi cama. La luz del sol se filtraba por la ventana, suave y familiar. Miré m
dor. Estaba viva. Tenía otra oportunidad. Esta vez, no sería la
ición era tan vívido que sentía el sabor amargo de la droga en mi boca. Baj
Camila, melosa y falsa, res
rente al gran espejo del salón, girando lentamente. Llevaba puesto mi vestido de novia. El vestido que mi madre adoptiva, una mujer incr
tía? Siento que
de Camila, la mir
es la novia más hermosa que h
hacia mí por un segu
alculadora crecer en mi pecho. En mi vida anterior, habría llorado. Habrí
Esa Sofía murió en un callejó
o lo sabían, pero no estaban mirando a la tonta y co
o yo pude oír, "la boda se celebrará, pero lo