diente sellado. "Este es el mariachi que te ha sido asignado, Sofía. Tienen un gran potencial, pero necesitan un líder fuerte. Confío en ti". El expediente tenía el nombre de "La Muerte Premium". Re
me sentí alivi
mo un rayo. No hubo ningún er
, haciendo parecer que me estaba haciendo un favor al darme al "mejor" mariachi, Pedro. Pero en realidad, le estaba dando a Elena la verdadera joya escondida, pensando que yo no tendría el talen
ruel, diseñado para robar
petente y de que "La Muerte Premium" era inútil sin el apoyo adecuado. N
una vibración sutil. Puse mi mano sobre el hombro del vocalista. A través de la tela de su traje gastado, sentí una resonancia, un poder latente que es
lealtad, Pedro realizó un juramento de sangre, una práctica antigua y melodramática que rara vez se usaba. Se hiz
Elena", declaró para que todos lo oyeran. "E
tan dramático. Mi padre sonreía de oreja a
qué a mi nueva banda. No había navajas de plata ni jurament
ja. "Les pido su confianza. Y les prometo
ceremonias. "Mi banda y yo tambié
a interrupción, pero no podía
ro que sea rápido",
seña a mi banda. Se p
laré, mi voz resonando con una nueva auto
, con pánico en los ojos. Le sonreí, una sonri
toda la sala. Fue como si un volcán hubiera entrado en erupción. La trompeta, antes estridente, soltó una melodía clara y triunfante. El guitarrista, cuyas cuerdas
guardado en mi corazón, demasiado poderosa para un talento superficial como
a en un silencio atónito. Las mandíbulas estaban por los suelos. Los ojos, antes ll
ularmente brillante, un sonido agudo y
te, casi golpeándolo en la cara. Su rostro, que había pasado del triunfo a la confusión y ahora al pánico, se puso p
ca de horror. La banda que había despreciado, el "premio de consolación" que me habían ar
eció en silencio por un segundo más, y luego estalló en un aplauso atronador, más
as cenizas. Y el fue