. Estaba en una cama de hospital, con una vía intravenosa en el brazo y
estaba sentado en una si
usurré. Mi garg
inmediato. "¡Señora Sofía! ¡Desper
entí. Me dolía to
zo un trabajo increíble. La defensa de la anciana fue
" , pregunté, tem
io, ellos mismos se entregaron a la policía que ya estaba afuera. No opusieron resistencia. Era como si
predicho. Su lealtad no era a
le. Tenía un ojo morado y varios cortes en la ca
alabras. Lo siento tanto. Ricardo... me llenó la cabeza de mentiras. M
ilencio era un muro más grueso q
examinar mi mano vend
ndose entre nosotros. Su lealtad era un pequ
cuarto se abrió de una patada con una
cardo y
able, pero su rostro estaba contraído por la rabia. Camila se aferraba a s
onó en la pequeña habitación. "¡Todo esto es tu culpa! ¡Por tu culpa, Camila casi pierd
intervenir. "Ricardo, no
o, haciéndolo tropezar. "¡Seguro
a centímetros del mío. Su ali
risa cruel y
ástima? ¿Para que volviera corriendo a tus braz
ajó a un susurro que solo yo pude o
me culparan en la vida pasada, y ahora quieres
ba todo. Esto no era solo una venganza, era una gu
talló. "¡Señor, no puede hablarle así a s
!" , gritó Ricardo, su fu
zante en mi cuerpo no era nada compar
sposa. "Tú abandonaste a tu cliente. Tú me abandonaste a mí.
ar. "Ricardo, por favo
solvió y se convirtió en una ternura empa
e desdén. "Como ves, mi protegida necesita descansar. Su perro ya fue encontrado, sano
rodeando con su brazo a una Camila sollozante, como
-