" entró, su presencia llenó la habitación de una tensión he
lando con la barbilla a un
del suelo. "Sí. Él es Marco.
en Marco. Con un grito de rabia, se lanzó
n un puñetazo seco en el estómago que le sacó to
ortalmente tranquilo. Se agachó hasta que su cara quedó a centímetros de la de Marc
cercó con una carpeta. "Marco, aquí están los docu
de un manotazo, los pape
mar a la policía! ¡Todos ustedes
elló la cabeza contra la mesa de caoba. Un s
la cárcel. Pero te aseguro una cosa: si esa anciana no es defendida como se debe, ninguno de ustedes s
n tanta calma, fue más ate
que siguió f
sta. Vio el miedo puro en los rostros de todos. Vio la determinació
la duda se filtró e
y miedo, se arrodilló y empezó
sprecio, ahora me veían con una mezcla de horror y lástima. Se dieron cuenta de que yo no era la mente maestr
na oleada de dolor y agotamiento me recorrió. La habitación empe
des
za de que mi plan, a pesar del dolor
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