io rompiéndose me
a otra. Por un segundo, el olor a antiséptico de un hospital
n el suelo de la oficina, el fr
de demonios es
stridente y llena de pánico. Su rostro, normalmen
una patada y Carlos, un joven pasante, entró tropezand
í. Dicen que Ricardo los pl
e marca que no lograba ocultar la dureza de sus cuerpos. El que iba al frente, un hombre de rostro afilad
a calma peligrosa. "Se suponía que hoy defendería a un cliente
r un malentendido. Ricardo es un abogado
sus ojos. "¿Ah, no? Porque su asistente nos di
ta estaba en el aire, pesada y acusadora. En mi vida a
vez
irme de lo que me sentía. "Está ayudando a
e la oficina. Incluso los ma
ormó. La falsa calma se evaporó,
palabra. "¿Nos está diciendo que Ricardo, el gran
por el cuello de la camisa, le
tos para traer a ese cabrón aquí. O juro qu
, quien cayó al
os, ¡llámale!" , me suplic
Recordé las súplicas desesperadas de mi vida pasad
e en particular. "Siempre apaga el teléfono cuando
joven pasante, dando un paso al
pulento al que llamaban "El Gordo" , lo agarró del brazo y lo
juntas y cerraron la puerta con ll
rias. "Escuché que era una anciana que no tenía fami
icardo no le cobra a Camila ni un centavo por la mentor
ro ahora las escuchaba con una claridad dolor
rlos adentro. Estaba peor que antes. Tenía el ros
plicantes. "Dijo que no cree nada. Que segu
en esta situación, su pri
directamente, sus ojos llenos de un despre
, dijo. "La que no pued
elló contra mi mejilla con una fuerza brutal. Caí al s
pequeño y afilado. "Y ya que él no va a defender a nuestra clienta, necesitamos a alg
a mi piel era peor. En mi vida anterior, había entrado en páni
liendo con dificultad. "Marco e
ió lentamente. "
intentó llamar, per
r respirar. "Es... excéntrico. No confí
dió por un largo mo
s hombres. "Llévenla. Pónganle
mente. Me pusieron una gorra y unas gafas de sol
nto" , dijo "El Jefe" , y antes de que pudiera entender
ta del cuchillo en mi carne
ientras yo me doblaba d
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