audaces, convirtiéndose en carcajadas mal dis
rse en bajar la voz, "la tonta para el tont
bre Sofía, siempre supe que su destino era un chiste, pero no imaginé que se
o, su labio superior se curvó en una mueca de asco, para ella, esta chica insignif
mo un manto pesado, pero debajo de él, la rabia que había cultivado durante años comenzó a hervir, clara y fría como el hielo. L
, sin un atisbo del temblor que todos esperaban, silenció
guno de sus hij
paratos médicos, las hermanas de Sofía la miraron con la boca abierta, confundidas, lu
o a uste
pálida de ira, sus nudillos blancos de tanto apretar los brazos de su silla, incluso los guardias apostados en las paredes parecieron tensarse, sus manos mo
Sofía aceptaría su humillación en silencio, que se casaría con el loco y desaparecería de sus vidas para
sacudida de energía, sus ojos hundidos se abrieron un poco más, fijos en la figura menuda de Sof
ue un graznido áspero, un so
le frase había una amenaza mortal, una última prueba antes d
a. "Está loca, querido, no le hagas caso, es una insolente
de Sofía, esperaba, con una intensidad que llen
la cama, hasta que pudo ver el sudor en la frente del Jefe y oler el hedor
ún más firme, cada sílaba pronunciada con una preci
acero que nadie en esa habitación, especialmente sus hermanas, había visto jamás. En ese momento, Sofía dejó de ser la sombra silenciosa, se convirtió en un en