Miré el reloj de la pared, sus manecillas se movían con una lentitud tortuosa, marcando las diez de la noche, dos horas después de lo que habíamos acordado. El estofado que había prepa
estaba impecable como siempre, pero su aliento olía a tequila y su ropa, a un perfume de mujer que no
a presentación", dijo, su voz un poco
analizando cada detalle, cada mentir
fía? ¿Por qué
a ella,
sonrisa ensayada se desv
s a Xi
llegado a nuestro pueblo hacía un año y que, desde
los ojos, se pasó una mano por el cabello, u
... fue un
resonó en el silencio de
autocompasión, "Bebimos de más después de la serenata, ell
sostenían, el banquete de aniversario sobre el m
mblaba de una ira que no sabía
e perdió lo más valioso que tenía, su pu
pose de víctima, apareció en mi mente. Siempre había sabido que e
Y qué hay de mí, Ricardo? ¿Qué hay de nuestro
no vi arrepentimiento, sino una d
esponder por
spon
comunidad me juzgaría, a ella la dest
ás en el ataúd de nuestro matrimonio. Él no estaba eligiendo entre un error y su
divorcio,
es de que pudiera pensarla, un a
si yo fuera una niña haciendo un berrinche, "No vamos a tirar
glar", dije, mi voz a
o, "No te voy a dar el divo
reciente oscuridad de mi vida. Lo tomé con mano temblorosa. Era un mensaje
el Á
ro noble que había amado antes de que Ricardo aparecier
tás