ompió la tranqui
as yo estaba en la cocina. Escuché el crujido de la madera vieja y mi corazón se detuvo.
te. No tuve tiempo de calcular, solo de actuar. E
uelo de concreto. Sentí un dolor agudo y cegador en mi brazo y
ro ileso, empezó a l
riendo de la casa, no hac
mi amor! ¿
ue no tenía ni un rasguño, su alivio se transformó
suelo, tratando de respirar a través del dolor. "¡Casi matas
No me preguntaba si yo estaba bien, no veía mi brazo torcido en un ángulo ext
reció detrás de ella,
todo este
respondió Lucía, acunando a Pedrito com
e causando problemas. Vamos, Lucía, ll
mi corazón era mucho peor. Cinco años. Llevaba cinco años viviendo con ellos, desde que mi esposo fallec
y noche para que ellos pudieran salir a divertirse. No recibía un gracias, solo quejas. Si la comida estaba fría,
l doctor confirmó que tenía el brazo roto en dos partes y tres costillas fra
to?" escuché decir a Miguel.
ondió Lucía sin dudar. "Para eso
amable se acercó a mí.
débil
o en voz baja, con una mirada de compasión. Su pequeña intervención fue un
a habitación, Lucía tenía una
dados especiales. Miguel y yo no podemos con eso aho
u hija quiere decir es que esto nos va a costar una
era vez vi la verdader
ue me revolvió el estómago. "Si nos la pones a nuestro nombre, podemos usarla como garantía para un pr
s importaba mi dolor, mi sacrificio. Solo veían una oportunidad
equeña casa, mi jardín, mis amigas. Todo lo que dejé por ellos, por el amor a
i mente. El dolor físico se desvaneció,
ja y a su esposo, dos extra
e débil, sonó más firme que n
ndida. "¿Cómo que no?
barbilla. "Esa casa es mía. Y mi din
goísta rostro. "¡Eres una vieja egoísta! Después
arga escapó de mis labios. "¿Explotarme? ¿Usa
rimera vez en mucho tiempo, no sentí miedo. Sen