antes había dudado, que había intentado encontrar excusas para el comportamiento de Laura, ahora se movía con una fi
abogado", me explicó el hombre de traje gris. "Si no l
al buzón de voz. Mis mensajes quedaban sin leer. El abogado me informó que su asistente legal había intentado entregar
tento de fingir que si ignoraba
pareció una nueva publicación suya. Era una foto de él y Laura en un restaurante caro. Estaban sentados muy juntos, compartiendo un postre. La cabeza de
r a la mujer con la que había compartido más de una década de mi vida a
as después. Laura finalmente me llamó. S
quiera un saludo. "¿Mandar a tus abogados a acosar
e la gala. Y muchas otras veces antes. Tú
e. ¿Qué es todo este drama por un poco de dinero? Siempre has sido así, Ricardo, un sen
cuché una voz de fon
Necesitas que le dig
ó de la línea. Era evidente qu
en un susurro apresurado. Luego, su tono vo
a "cariño" resonó en mi cabeza. El
o ahora, Laura?", pr
de tu inc
i abogado. Y ahora estás con él en nuestra casa, en nuestra cama,
Podía oír su re
o. Con tu obsesión por esos gim
ba mi origen humilde, mi pasado como boxeador callejero. Despreciaba mi necesidad de devolverle algo a la comunidad que me vio nacer. Para ella, todo eso era un
na extraña paz. La paz de la certeza absoluta. "Quédate con él
, como si se le hubiera a
l acero. "Vas a firmar esos papeles. Y si no lo haces por l
ré mi teléfono, la pantalla ahora negra. L