de aburrimiento, mientras Ximena miraba por la ventana los paisajes digitales que pasaban a toda veloc
a iluminado por cortinas de luz verde, violeta y rosa que se movían y ondulaban como
del lugar los unió. Inclu
murmuró, sus ojos
ó ella, sintiendo una
egún la leyenda del juego, si una pareja las ataba junta a la barandilla del mirador, su amor duraría para siemp
mirada. No estaba viendo la aurora. Sus ojos estaban
Ca
y tomándose selfies con un grupo de admiradores. Brillaba incluso
ñicos. Por supuesto que Camila estaría aquí. El universo del j
ía? Sería una mentira atada a otra mentira. Se abrazó a sí m
despertara de un trance. Se dio cuenta de que Xim
cirme algo?», preguntó él
ió ella. «Solo e
ma. «Sé que esto es difícil para ti. Pero tienes que superarl
dicho en el pasado, pero esta vez, Ximena no sintió
endentemente firme. «Te lo prometo
, parecien
ie
un silencio de resignación. Ximena miró por última vez las luces da
apenas un susurro. «Quier
teléfono, probablemente viendo las últimas ac
de los Farolillos d
y el calor. Era el único lugar donde
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