cerraban, los vi de nuevo a través del cristal del lobby. Pasaron a pocos metros de
antasma en un lugar que hasta ha
ucía en piloto automático, mi mente
nuestro nido, el lugar secreto donde él venía a verme después
ente a la cocina. Era una rutina. A pesar
entes para prepararle su platillo favori
ba el silencio del departamento.
da en la mesa, le tomé una f
. Hice tus costillas
nté en el so
Pasaron los minuto
o resp
o vendría. Su atención, su tiempo, su vi
do de existir