img La traición de Ricardo: Mi pesadilla  /  Capítulo 1 | 18.18%
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Historia

Capítulo 1

Palabras:1275    |    Actualizado en: 08/07/2025

res viajes de negocios en un mes, cada uno en una ciudad diferen

o se firmó finalm

de la ciudad, apretando el teléfono, con el corazó

Todo era por

la había comprado solo para que ella pudiera entrar en el Colegio Inte

me había cargado con una deuda que me pre

ena. Todo por e

onfié en él, como siempre. Le dejé la responsabilidad de los asuntos familiares mien

ara decirle que volvería a casa maña

cido, con un código d

Ho

Martínez?" Una voz de mujer, con un acento

habla?" Mi ceño se

San Agustín, Oaxaca. Solo para recordarle que la cuota de los

pública rural.

ue no encajaba. Mi cerebro, agotado por días de trab

mantener la calma. "Mi hija, Ana, está inscrita e

ra, aquí tengo los papeles. Ana Martínez, hija de Ricardo Martínez y So

bres eran correctos. Doña Clara, la madre de

etí, mi voz un poco más tensa

na sensación de inqui

ente llamé

n Monterrey?" Su voz sonaba tan n

na escuela en Oaxaca. Una escuela pública.

a breve

mi vida. Ya sabes cómo es la gente en los pueblos, a vec

a. Quería creerle. Estaba cansada, y lo últi

tratando de deshacerme de la ans

pareció. Era una pequeña

ente al Colegio Westminster. La imponente fachada de ladrillo rojo y los jardines

xtraña me invadió al ver a los niños con sus u

a Romero, la madre de Ana Martínez, de primer grado. M

l y consultó su computadora. "Claro, la señorita El

de unos treinta años, con gafas

Elena. ¿Usted es

endí mi mano, pero ella no la tomó

a está en clase de

aludar. He estado de v

señador, me miró fijamente y luego le susurró algo a la profesora Elen

a, su voz ahora cargada de acus

a madre de Ana,"

ara dejarla!", exclamó la otra mujer, acerc

o alrededor, sus miradas se volvieron hos

ando ligeramente. "Yo soy su madre. Tal v

"¡Fue una mujer! ¡Y ahora usted aparece

resonó en el vestíbulo. E

lamen a mi esposo! ¡É

a profesora Elena se inter

ue se retire inmediatamen

ingún lado sin

intentó agarrarme del br

me to

ca!", gri

lso se abrió y mis cosas se desparramaron por el piso de mármol. E

urrando, juzgánd

con una certeza que me heló la sangre. "Ana nos contó que su

boca de una extraña, me golpearon con la fuerza

suelo, mi voz quebrada por la des

blorosas, abrí la galería de fo

stas somos nosotras! ¡En su cumple

os de duda en algunas caras. Un padre, el

iendo, abrazando a una niña pequeña de

o hostil cesó. Un silencio

luego me miró a mí. La confusión

las madres en voz baja. "Se

. Pero la pregunta principal seguía sin respuesta, flotando en el aire cargado de tensión:

-

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