ndo la distancia. Él, por su parte, se deshacía en atenciones, enviándole flores a la oficina (las
he, él la llamó con
. Quiero que vengas conmigo a mi pueblo a pasar el fin de año con mi familia.
entender por qué él era como era, la tentó. Era la última carta que estaba dispuesta a j
ien, Lui
a voz de él fue
ncantará! Yo me e
e, Luis apareció con un coche alquilado, una camioneta cómo
ómoda, mi reina" ,
habría parecido increíblemente tierno. La nueva Sofía, la escéptica, se preguntó de dónde había s
un par de horas, Sofía sintió que quizás había exagerado
erse de una manera alarmante. Las nubes grises y pesadas se arremolinaban sobre las m
severa en la zona serrana. Se pronostican fuertes nevadas y vientos
ofrío que no tenía na
íamos buscar un hotel en el próximo pueblo y esper
ógica, la única sens
mutarse. Mantuvo la vista fija en la carr
geran. Conozco este camino como la palma de mi mano. Adem
a tormenta severa. No es una brom
gesto que pretendía ser tranquilizador pero que a
gina la historia que contaremos: 'cruzamos una tormenta
, sintiendo una creciente ansiedad. No había nada romántico en arriesgar la vida est
gicos. Pero en cuestión de minutos, se convirtieron en una cortina blanca y densa que borraba e
una concentración feroz, pero había algo en su rostro que la inquietó profundamente. No era miedo ni preocupación. Era una especie
do esto. Como si la tormenta no fuera
con un miedo nuevo y diferente, un m