s noticias, no más fotos, no más recordatorios de la vida que se me estaba escapando. Me senté junto a la ventana, observando la c
ora, solo un contador implac
nte: 10 horas
mí. Comenzaron a llegar mensajes a mi teléfono, que había vuelto a encender po
anillo de bodas en su dedo,
, Ricardo dormido a su lado,
ba la última foto era
e nunca te amó de verdad. Qu
, solo un vacío inmenso. Borré los mensajes y apa
ante: 2 hora
e conocí a Ricardo. Un último acto simbólico, un cierre personal a mi trágica historia. Dejé las
e, conectado al sistema del vehículo y al número de Rica
plazo se cumple hoy. Camila ya está haciendo las maletas para irse de
ra un juego, una pausa temporal antes de volver a la normalida
no," respondí,
pasta favorita," dijo, su tono lleno de un entusiasmo
or. Esa pala
l se estaba poniendo, tiñendo el cie
onces
o sucedió en cámara lenta. El sonido ensordecedor de la bocina, el chirridoivio. El sistema no mentía. Era un accidente pred
lante, el mundo se fragmentó en un caleidoscopio de dolor
s de pánico. Alguien abr
¡Llamen a una
. Su teléfono... hay
que había quedado milagrosamente intacto. Vi cóm
ado, impaciente. "¿Ximena? ¿Ya
temblorosa. "Hubo un accidente. La mu
e fondo. "Ay, Ricardo, seguro es otra de sus escenas para
sé qué juego se traen, pero dígale a Ximena q
lg
timo hilo de esperanza, c
re mis ojos. Sentía las manos de los médicos sobre mí, escuchaba sus voce
el día de mi boda. Ricardo, mirándome con o
uerte nos separe
irón
cuerpo, sino en mi alma. Un lamento por la
ego,
n pitido largo y continuo. Las voces s
se había