ardo desaparecía en la oscuridad. Ava y su esposo salieron
o que viniste," dijo Av
Sentí un escalofrío, una debilidad repentina en mis pierna
mi teléfono vibró. Era
s hagas caso, son de la vieja escuela. Ya se les pasará. Te transferí alg
pósito de cinco millones de pesos. Un soborno. Un i
pondí sobre el dinero ni sobre sus pad
era. Necesito volver al
escansa. Hablamos mañana." No preguntó por qué ne
a de Ricardo y la tensión en el aire eran insoportables. Me excusé temprano, diciendo que me sentía
n mi cabeza
roceso de disolución se ha acelerado.
e urgencia. Cada kilómetro que me acercaba me devolvía
os de Ricardo y Camila. En restaurantes, en eventos de caridad, en yates. Siempre sonriendo, siem
ue las cuatro paredes de mi prisión. Fui a una pequeña cafetería en una zona
ban
e comer un trozo de pastel a Camila, un gesto íntimo que me revolvió el es
algo a Ricardo y él se giró. Su rostro pasó
idamente hacia la salida, pe
o que varias cabezas se gira
rando. Ricardo se levantó y se acercó a mí,
n siseo bajo y furioso. "Por favor, deja de hacer
a. ¿Yo? ¿Siguiéndolos a ellos? El absurdo de la sit
interrumpí. ¿Qué sentido tenía defe
niéndose al lado de
s palabras estaban dirigidas a mí. "Acepta
un vestigio de la persona que fue. Esperando que
n una expresión de fastidio, como si yo fuera
dijo finalmente, su voz d
a cafetería, sintiendo las miradas de todos en mi espalda. Caminé sin rumbo
aferrarme a los restos. La humillación era
nte: 23 horas
cerca. Y por primera vez, l